Cuando Max me pidió pololeo fue la sorpresa más linda que me pudo dar. Llevábamos saliendo casi tres meses y aún no se pronunciaba con sus intenciones, ni daba señales de que lo nuestro no era solo algo pasajero, sin[…]
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Cuando Max me pidió pololeo fue la sorpresa más linda que me pudo dar. Llevábamos saliendo casi tres meses y aún no se pronunciaba con sus intenciones, ni daba señales de que lo nuestro no era solo algo pasajero, sin[…]